A falta de principios
psicológicos validos sobre en el aprendizaje en el salón de clases, los
profesores pueden adoptar únicamente dos procedimientos alternativos en la
búsqueda de prácticas de enseñanza fructíferas.
Es verdad que algunas
“reglas de enseñanza” tradicionales han resistido la prueba del tiempo y, por
consiguiente tal vez sean válidas; sin embargo su aplicación varía conforme a
las condiciones educativas y al cambio de objetivos.
Los principios son más
flexibles que las reglas dado que, siendo menos prescriptivos, pueden adaptarse
a las diferencias individuales de situaciones y personas, pertinentes en el
lugar de la aplicación arbitraria de una sola regla.